Un día decidimos juntarnos y ahí estábamos: cuatro personas y tres
atados de cigarrillos listos para ser víctimas del truco un martes por la
noche.
“Ah, bueno,
¡hay gente que cree en los reyes magos!”-
comenta Cristian con un tono burlón, a lo que le retruco ¿y vos? ¿en qué
creés? “Creo que alguna vez piensas en mí,creo poder captarlo –canta una canción, piensa unos segundos y retoma su
respuesta- no creo en nada. ¿Tenemos que ser algo?”. “Ya no sos nadie, ¿qué más querés ser?” comenta Chechi desde el
costado de la mesa.
El ambiente es
amistoso, varias miradas que se cruzan al igual que las conversaciones, que por
momentos se cortan para reaparecer más tarde convertidas en nuevas ideas. El
tema salió de manera imprevista, cuando hablamos sobre qué pensamos cuando nos
lavamos los dientes.
-Chechi: yo me
levanto y me cepillo los dientes. Pienso cómo tenés que usar correctamente el
cepillo y esas cosas, como técnicamente, digamos.
-Cristian: a mí
me gusta estar tranquilo todo el tiempo, todo el tiempo. Me gusta la técnica de
cepillarme los dientes porque me cepillo muy rápido y muy bien. ¿Qué me motiva
a levantarme todos los días? A mí, no hay nada que me motive cuando me levanto,
lo hago porque lo tengo que hacer.
Alexis Oscar
García o Chechi es un zapalino de 23 años. Un morocho punk skater con cara de
mafioso y una voz particular. Particularmente aguda. No deja de hablar y varias
de sus muecas cotidianas salen a flote mientras nos dice que estés bien o estés
bajón, estás pensando en vivir y afrontar el día; pero no lo pensás. “Te
levantás y vivís el día sin pensarlo, sabes que tenés que vivir para ser feliz;
vivís siendo feliz”.
El tema de las
creencias siguió rondando durante el juego, al igual que las cartas y la música
cada vez más fuerte. Hicimos un trato: quien perdía la ronda, tomaba un trago
de vodka. Así siguieron surgiendo algunos interrogantes. Ante la
pregunta ¿creés en que las cosas de nuestra vida cotidiana están determinadas
por algo? Chechi responde que tal vez puede haber algo determinado pero vos lo
terminás haciendo a tu manera. Y agrega: “yo creo que las personas o las vidas
que no tienen nada por hacer son las que
se suicidan. Nosotros tenemos muchas vidas. Uno se suicida cuando ya cumplió su
ciclo; es que nacemos para morirnos”.
¿Cómo que nacemos para morirnos? replica Cristian.
La pregunta queda flotando sin que nadie se anime a responder.
Cristian González
tiene una voz que oscila entre lo agudo y lo suave. Antes de hablar, sonríe y
hace un gesto típico de escucha atenta. Por momentos parece ser una persona
totalmente distinta, como retrotraído buceando en su cabeza para dar con alguna
idea o tan solo pensando o escuchando lo que decimos. En esos momentos
aprovecha para dibujar. Mientras tanto, haría la afirmación más certera de la
noche: pertenecemos a un orden mayor.
Un muchacho como yo
“Sobre la
mayoría de las cosas que hacemos en nuestros días no tenemos control. Pero no
es una forma de no hacerse cargo de lo que pasa, sino de aceptar que en
realidad uno es parte de algo mayor. Entonces uno no es como un dios, en
nuestra tierra, que puede controlar como quiere sus pensamientos, sus
sentimientos, sus cosas. Por eso estamos en un orden mayor. Mi actitud es
reconocer que estoy en ese orden mayor. Así la vivo, me despierto a la mañana y
no es que diga ’yo soy el culo del mundo’ sino que digo bueno, soy un ‘cacho’ de todo esto que
está pasando, entonces tomás perspectiva”.
Al terminar el
partido -vale destacar la victoria con mi compañera Elisa-, además de llevarnos
los treinta puntos del truco, nos fuimos con varias ideas en la cabeza.
“Uno no termina de
saber por qué hace las cosas, a veces. Casi siempre”, dirá Cristian al final de
la noche.
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